Inquisición sobre la manera en que pienso mi vida

Es inevitable cuestionarse, no ya cómo vive uno, sino en que manera puede plantearse uno su vida - creyendo decidirla él mismo- sin que este planteamiento no esté ya deglutido bajo las lechosas cortantes condiciones neoliberales.
En efecto, la pregunta es pertinente, la respuesta que nos gustaría, un rayo de luz profético que nos llevase a un suprapunto que abarcase de lejos los condicionamientos; es, sin duda, imposible. En el interrogamiento está ya el ensamblaje del contenido condicional al que el sujeto de la pregunta debe atenerse (¡Que bello ser sujeto de pregunta!)
Mejor dicho: que la pregunta es retórica pero sirve, en cuanto golpe desde el cual darse cuenta del horizonte que nos rodea, para darse cuenta de que, en efecto, no podemos articular un punto de vista, planteamiento de vida que no este imbuido de condicionamiento capitalista pero si podemos hacer que el imbuimiento en el cual se de, actúe de manera hacker, o es decir, por dejar de lado la influencia de Preciado, actúe revirtiendo o mejor dicho haciendo reversibles esas dinámicas, de tal manera que aunque actuando entre ellas, no lo hagamos en el sentido que indican.
Esta es una posibilidad abierta por la intensificación de nuestra relacionabilidad como nódulo en movimiento dentro de un plano que se pretende estable - y no lo es-.
Hay que mostrar la fragilidad de las dinámicas asumidas haciéndolas inestables. No se trata de salir a otro plano, sino de emplazar en el unico plano que hay elementos desnaturalizados que provoquen la alteración normativa de los nodos a los cuales se conectan ¡Pobres artistas en sus talleres!
Volviendo a la inquietud por la que había comenzado esta disquisición con delirios de grandeza; ¿Puedo, siendo un individuo deslocalizado, precario, feminizado, multitarea, creativo, altamente adaptable, diligente, huergano, consumidor, drogadicto, etc, ser un sujeto revolucionario?
En relación con lo dicho anteriormente, sí.
Creo que el discurso nostálgico de la izquierda según el cual el capitalismo nos ha quitado todos nuestros nichos de humanidad y nos ha mecanizado y abandonado al centro de autolavado de cerebro consumista en el que somos una nada infinitamente modificable, es un discurso, que valga mi adherencia al discurso neoliberal; obsoleto.
Es un discurso que sustancializa las constumbres y las diferencias, históricamente machista como la historia, un discurso de la culpabilidad, del añoro del seno materno y su proyeccion en un mesianismo que siempre se proyecta supraterrenalmente, es decir, habiendo de redimir desde la potencialidad de un hecho histórico, la historia entera.
¡El reino del proletariado que vendría a poner los pies en el suelo a la fenomenología del espíritu de Hegel!
Lo que yo me propongo, como hilo de adherencia, o de ariadna en el laberinto hipercapitalista es, a partir del único nicho crítico posible al que nos reducen las condiciones neoliberales: la temporalidad del cuerpo, hacer de todas mis segregaciones y movimiento, que dándose en el plano total de condiciones están ya deglutidos, haciendo de la intensificación de la masa crítica a través de la continua resistencia a la perdida de la sensibilidad, a través de la incomodidad ¡Que no el sufrimiento pero también! el enfrentamiento a la asunción de la sustancialidad de las violencias infinitesimales como estructuras dadas. Por utilizar una imagen, a través de la negación al olvido de los golpes, seguir viendo la forma en que las aristas condicionantes del capital nos han erosionado para permitir que pasasemos por ellas (Este es en general el propósito de la filosofía y por que no decir del arte - si es que hubiera alguna diferencia-: la negación al olvido o las sustancialización de la ausencia a través de la corporalización de toda una materia otra que de común se ha llamando mundo inteligible)
Así, a través de mi posicionamiento de mi cuerpo otro podré ayudar a desestabilizar las dinámicas siendo a la vez parasitario de ellas; y este me parece que es el único modus operandi de un activismo crítico, o mejor dicho, este es el modo por el que opera toda actividad crítica, y como ejemplo reciente de ello: Merci, Patron!









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